martes, 2 de marzo de 2010

La historia de nunca acabar

Sevilla es una ciudad en la que los problemas no se resuelven pronto, sino todo lo contrario, sobre todo si los políticos intervienen. Ahí están las obras de ampliación del Metrocentro, las de las 'setas' de la Encarnación o la de la peatonalización del centro. Pero no sólo encontramos ejemplos de ello en la vida cotidiana, sino también en relación a las hermandades. Hace un par de semanas criticaba la falta de preocupación de las instituciones por la conservación de los templos hispalenses (que podeis volver a consultar aquí) y hoy voy a volver a hacer lo propio sobre un tema parecido: la sede canónica de Las Cigarreras.

Se trata de una situación singular y, hasta cierto punto, rocambolesca, no en vano la corporación cuenta con una capilla propia en la iglesia de Los Terceros, donde radicó entre 1674 y 1904, a excepción del periodo de 1810 a 1819. Sin embargo, la historia se encargó de poner tierra de por medio entre este hecho y el devenir posterior de la cofradía. Así, a principios del siglo XX la hermandad de la Columna y Azotes comenzó su relación con Tabacalera, al mudarse a la capilla de la Real Fábrica de Tabacos, actual Rectorado de la Universidad Hispalense. Desde entonces, adquiere el título popular de Las Cigarreras, por el que, pese a los esfuerzos de sus últimas juntas de gobierno por recuperar su denominación originaria, Sevilla la conoce.

En 1965, la hermandad cruzó el río y se marchó a la nueva fábrica de tabacos. Allí, intentó integrarse como una nueva corporación trianera, llegando a visitar en su recorrido de ida, durante muchísimos años, a la Esperanza y cruzando el puente. Pero, la cosa no cuajó y terminó proclamándose como la única corporación de Los Remedios, llegando al centro desde el puente de San Telmo. Sin embargo, cuando más asentada parecían Las Cigarreras en su nuevo barrio, volvieron a aparecer los problemas. Altadis desmantelaba la fábrica y la corporación tenía que abandonar la capilla. A partir de ahí, se sucedieron reuniones con el Ayuntamiento y el Arzobispado para lograr la cesión de ésta a la hermandad, algo que el Consistorio se comprometió a cerrar a través de una recalificación del sitio.

De eso hace ya unos años. Ahora, cuando todo parecía estar solucionado, vuelven a llegar malas noticias. Izquierda Unida, con el inefable Torrijos al frente, se niega a aprobar dicha cesión, ya que, a su juicio, "se trata de suelo de uso industrial". Qué curioso que esta decisión salga a la luz meses después de que la misma formación política haya querido expulsar de su local de ensayo a las bandas de esta corporación. Y más curioso también es que en junio de 2009 el delegado de Urbanismo, Alfonso Rodríguez de Celis, hubiese anunciado que todo estaba dispuesto para la cesión de por vida de la capilla a la hermandad. ¿Alguien entiende algo?

El caso es que, una vez más, Las Cigarreras está en una encrucijada de cara al futuro. Su capilla no es suya y, a tenor de los últimos acontecimientos, no saben cuanto tiempo podrán seguir allí. Regresar a Los Terceros parece imposible, primero por la cercanía de La Exaltación (a escasos metros y que la precede en Carrera Oficial) y, después, por los esfuerzos realizados por identificarse con Los Remedios. Y todo porque el suelo sobre el que ha vivido durante 45 años y que ha pasado desapercibido para casi todos los ejecutivos municipales en ese tiempo es sólo "de uso industrial"... La historia continúa y con ella los problemas para la hermandad. Ojalá dentro de un tiempo, el menor posible, haya una solución que ponga fin a esta intranquilidad. Lo deseable es que sea la definitiva y no un nuevo 'parche' que dentro de unos años haga que la historia vuelva a empezar.

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