martes, 28 de junio de 2011

Reajustes más que necesarios

Ya hemos cerrado el ciclo del Corpus en Sevilla, que como siempre ha tenido su punto más álgido en la procesión de la Catedral, que el pasado jueves nos dejó a muchos la misma reflexión de los últimos años: urge reformar su cortejo para evitar que resulte tan insufrible verla de principio a fin. Y es que dos horas y media de tiempo de paso resulta a todas luces excesivo, sobre todo cuando los primeros cinco pasos salen con demasiada distancia entre ellos, mientras que los cuatro últimos van prácticamente pegados, algo que con tantísimas representaciones se podría corregir más que de sobra.

Incluso, ese mismo aspecto, el de la presencia de las diferentes corporaciones, órdenes y estamentos hispalenses en el desfile es digno de debate. Porque con miles de personas saliendo es imposible rebajar ese tiempo de espera. Si acaso, poder paliarlo con una mejor y más equitativa distribución de los pasos. Pero, ¿no sería más lógico que sólo fueran los estandartes de cada corporación y se eliminasen los tramos de cirios o, en su defecto, se limitarán a su mínima expresión? No cabe duda de que si se hiciese esto la procesión ganaría en dinamismo e, incluso, en popularidad, ya que muchos que no van a verla por su lentitud daría el paso adelante y se acercarían a disfrutar de ella.

Del mismo modo, y pese a que con Asenjo en el cargo parezca poco menos que utópico, ¿no estaría bien rescatar la presencia de una Virgen de Gloria en el cortejo cada año? Sería un reclamo más y, por qué no decirlo, recuperaría la vinculación de este tipo de corporaciones con el Corpus, ya que hace tiempo que se perdió la costumbre de que una titular letífica fuese trasladada al centro para presidir un altar durante esa jornada. Y es que aquí en Sevilla entendemos las cosas a través de imágenes, y dado que las pasionistas, en principio, no tendrían cabida en esta procesión, ¿por qué no aprovechar la vía mariana? ¿acaso la ciudad no ostenta ese título?

Seguro que habrá mil ideas más, incluso mejores que estas, que quizás sean las más repetidas en el camino de vuelta a casa cada 'tercer jueves del año'. Por ello, sería más que necesario que tanto el Cabildo Catedralicio como el Consejo tomasen cartas en el asunto y pusiesen de su parte para realizar estos y otros reajustes que revitalizaran una procesión que, si bien es cierto que sigue muy viva, no goza de tan buena salud como antaño. No en vano, sólo hace falta acercarse a verla de principio a fin para comprobarlo, si es que el aburrimiento no nos termina tumbando.

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