viernes, 19 de octubre de 2012

O conmigo...

Hace apenas un par de días, hablábamos de la proliferación de voces críticas en relación a las 'Ilegales' (recuérdalo aquí). Pues bien, hoy tenemos que volver a hablar de este tema, puesto que se ha pronunciado al respecto el Arzobispado, cuya postura se podría resumir en un 'nomajunto eclesiástico'. Y es que desde Palacio se ha conminado a las hermandades con este tipo de "cofradías civiles", a las que acusa de "confundir a los fieles", pero a las que, no obstante, ha abierto la puerta para un futuro diálogo personalizado que las permita ser integradas en la iglesia.

Es decir, que como están erigidas no por imperativo eclesiástico, se les debería dar la espalda, pero que en caso de que acercasen posturas con Asenjo y sus 'ad láteres', serían una más. O, con otras palabras, todo lo que no controlen desde Virgen de los Reyes no cuenta y hay que repudiarlo, mientras lo que sí lo esté es gloria bendita. Pero, siguiendo esta dinámica, ¿cómo podría el Arzobispado reconocer una devoción que no podría nacer legítimamente fuera de él? ¿de dónde vendría? No olvidemos que la fe se va creando poco a poco, paso a paso, surgiendo en la mayoría de las ocasiones de un modo espontáneo que, por su propia naturaleza, no puede ni debe ser controlado por nadie. Si a eso le unimos que muchas hermandades actuales surgieron como 'Ilegales', consolidándose con el paso de los años, la absurdez de las palabras de Palacio alcanza cotas estratosféricas.

Porque, claro está, hay asociaciones que surgen con la única meta de sacar un paso a la calle, pero, por el contrario, también hay otras, muchas más de lo que se podría pensar, que actúan como motor y agente socializador de sus barrios. Por no hablar de que son reinterpretaciones de nuestra propia cultura, algo que se va creando continuamente y que, por ende, jamás podría darse por acabado. Por tanto, ¿qué sentido tendría poner diques a este mar sin el que Sevilla no sería Sevilla? ¿No sería mejor dar tiempo al tiempo y, con datos objetivos en la mano, hacer una criba si fuese necesario? Si incluso están organizadas en torno a una Federación, ¿no sería más fácil aunar esfuerzos trabajando de la mano con ella?

Pero eso aquí, con un Asenjo que sigue pensando, menos para cuando le interesa, que la Semana Santa y la iglesia van por caminos diferentes, parece impensable. Es mejor cargarse de raiz un sector cada vez más prolífico que colaborar con él para encauzarlo. Otra vez el "estás conmigo o contra mí", el "aquí yo dirijo el cotarro", una idea que nunca ha sido lícita por estos lares, donde todo suena a cornetas y tambores y huele a incienso, en el que todas las tendencias sobre un mismo tema conviven en armonía hasta que hay un gracioso que levanta la voz al respecto y abre el debate. Entonces, los puristas son más 'papistas que el Papa' y quienes ven otras opciones una minoría a la que hay necesariamente que callar. Así ha sido siempre y, a la vista está, que no parece que la cosa vaya a cambiar.

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