martes, 24 de septiembre de 2013

La basílica de las marismas

Aunque para muchos ya lo era por su importancia devocional y extensión, no ha sido desde hace apenas unos días cuando el Santuario del Rocío no se ha convertido en basílica de pleno derecho. Es más, el templo ha conseguido esta consideración eclesiástica por todo lo alto, quedando vinculada a la basílica papal de Santa María Maggiore de Roma y obteniendo la indulgencia plenaria para todos sus visitantes a partir de este momento. Es decir, que la otrora ermita de las marismas almonteñas cuenta desde ya con un nuevo atractivo más para acaparar la presencia de romeros.

Todo gracias a una decisión que se tomó el 4 de abril de 2012, pero que no ha visto la luz hasta ahora. Una elección que responde a la lógica devocional de este punto, fundamental en el imaginario religioso andaluz, y que a partir de ahora redobla su importancia. No en vano, prácticamente se podría decir que a partir de ahora todos los años serán jubilares al lado de la Blanca Paloma, algo que, probablemente, tendrá más importancia para aquellos que no sean rocieros que para los que sí vivan con especial pasión los días previos a Pentecostés, pero que tiene una innegable repercusión a ojos de la iglesia.

Por tanto, ahora tendrán mucha más razón aquellos que denominaban al Santuario del Rocío como la 'Catedral de las Marismas'. Es más, se quedan hasta cortos, puesto que este templo se ha convertido en basílica y teniendo vínculo directo con la, según muchos, segunda iglesia más importante de Roma. Un ascenso en toda regla que pone más miras si cabe apuntando hacia Almonte, donde todo se seguirá viendo igual, pero también de modo diferente, porque la Blanca Paloma ahora tiene una casa que por nombre y extensión ya está a la altura de lo que se merece.

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