miércoles, 4 de septiembre de 2013

Un nuevo Martes Santo

Algo se está moviendo en el Martes Santo. Después de que la lluvia nos dejase sin los tres últimos, parece que por fin se está estudiando esa reestructuración que muchas hermandades de la jornada estaban pidiendo. Al menos, se han iniciado los contactos entre las diferentes juntas de gobierno y el Consejo, y pese a que todavía no hay nada definitivo sí que están surgiendo opciones que podrían desbloquear la jornada. Todo dependerá de la voluntad de las corporaciones de poner fin a los problemas de un día en el que la saturación de nazarenos y los diversos cruces de itinerarios complican las cosas demasiado.

Como solución, La Candelaria se ha ofrecido a abrir el día, una posibilidad que no se ve con malos ojos en El Cerro, donde estarían encantados con poder retrasar su salida unas horas y evitar que el calor sorprendiese al cortejo en puntos como Ramón y Cajal, donde las sombras brillan por ausencia. De igual modo, esta variación permitiría a la de San Nicolás no entrar tan tarde, algo que tiene especial importancia cuando se cae en la cuenta de que gran parte de su cuerpo de nazarenos es muy joven. En la misma línea, La Bofetá y Los Javieres podrían seguir la misma dinámica y permutar sus sitios, puesto que sería factible para los intereses de ambas. 

No obstante, la idea es que Santa Cruz siga en el último lugar, probablemente precedida por San Esteban y Los Estudiantes pese a sus reticencias de cambiar, sobre todo porque mover a San Benito sería más complicado por su lejanía con el templo metropolitano y número de horas en la calle. Sea como fuere, todavía no se ha tomado ninguna decisión en firme, salvo la de que, a menos que cambien muchísimo las cosas, La Misión no tendría sitio de momento. Otra cosa es que se diese con la tecla en la reestructuración del Martes Santo y hubiese holgura suficiente como para que entrase otra más en la nómina. Si ocurriese, sería síntoma inequívoco de que las cosas se habrían hecho a la perfección, justo lo que se quiere lograr con esta reformulación de un día que llevamos demasiado tiempo esperando y que, si hay entendimiento, podría ser muy diferente cuando acuda a nuestro encuentro.

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