Esta semana que estrenamos hoy nos traerá bajo el brazo un retorno a casa. Tendrá lugar el próximo sábado, cuando la parroquia de San Julián se sienta de nuevo completa, al tener bajo su techo y como nueva a la Hiniesta Dolorosa. No en vano, la talla que gubiase Antonio Castillo Lastrucci llevaba desde el 12 de septiembre lejos de su casa, siendo trasladada al taller de Pedro Manzano, completando así la primera fase de las tres que comprenderá el proceso de conservación que se está llevando a cabo con los titulares de la corporación de la Puerta de Córdoba (recuérdalo aquí).
En este caso, el imaginero trianero ha sometido a la Virgen a una importante y exhaustiva revisión, en la que le ha mirado los ensambles, consolidando y cerrando las fisuras que se le apreciaban. De igual modo, se le ha vuelto a sustituir los brazos, cambiado el candelero, fijado la película pictórica al soporte, realizado un test de solubilidad para determinar el disolvente o la mezcla adecuada de ellos para eliminar la suciedad en la policromía y los repintes: Incluso, se ha limpiado el vidrio de las lágrimas y los ojos, colocado además unas nuevas pestañas. Y todo ello ha sido recogido en video para que no quede duda alguna al respecto y se pueda valorar, en su justa medida, el trabajo llevado a cabo por el artista.
No obstante, habrá que esperar hasta el próximo sábado para ver los efectos de tantas actuaciones sobre la imagen. Será a partir del mediodía, cuando San Julián vista sus mejores galas para recibir de nuevo a la Hiniesta Dolorosa como se merece, pensando, de paso, en que ya está más que preparada para volver a pasearse en su palio por una Sevilla que no la ve en la calle desde 2011. Aunque eso, aún queda algo lejos. Entre tanto, toca disfrutar de su regreso, el mismo que llevaban deseando vivir todos sus devotos y hermanos, el que dentro de apenas cinco días dejará de ser un deseo para convertirse en una bellísima realidad.
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