martes, 6 de mayo de 2014

El precio de la polémica

Aunque anoche arrancó una nueva edición de la Feria, gran parte de Sevilla no habla hoy de lo que sucede en el Real, sino de una noticia cofrade que tiene como principal protagonista a la hermandad de La Macarena. Y es que, como ya decíamos ayer, las cosas se habían torcido un poco en relación a las salidas extraordinariad con motivo del L Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen, cuyo acto central será un pontifical en la Plaza de España. Una cita a la que no querrán faltar los devotos de la Reina de San Gil y que, según las primeras informaciones, solo iba a permitir la asistencia a aquellos que pagasen cinco euros por alguno de las 8.000 sillas que se iban a disponer a tal efecto.

Este hecho provocó no pocas críticas desde muchísimos sectores que defendían que no se puede cobrar a nadie por asistir a una misa. Es más, tanto fue creciendo el desencanto popular con respecto a la propuesta que incluso el arzobispo, Juan José Asenjo, salió al paso de la polémica prohibiendo expresamente que se tuviese que pagar por hacer acto de presencia en dicho servicio religioso. En seste sentido, desde La Macarena, en cuya junta de gobierno se ha producido la dimisión del consiliario Antonio del Pino, se ha intentado arreglar la cosa con un comunicado en el que se precisa que esos cinco euros solo se abonarían de modo voluntario y siempre como donativo para obras sociales, desmintiendo así la versión más extendida por todos los mentideros cofrades, en los que se daba por obligatorio ese desembolso.

El caso es que, ya sea por una mala interpretación de la iniciativa que querían poner en práctica desde la vera del Arco o porque esta se ha desactivado por el desencanto popular, lo cierto es que la extraordinaria de La Macarena ya ha quedado marcada por una polémica que seguirá protagonizando conversaciones y debates hasta el próximo sábado 24, cuando la 'Reina de San Gil' acuda a la Catedral. Solo entonces se acabarán los dimes y diretes sobre una discusión que se podría haber evitado si desde el primer momento se hubiese impuesto, pensando no en términos económicos, sino de la finalidad religiosa que se persigue con este acto. Aunque en esta Sevilla cofrade en la que prima el espectáculo y dar la nota muchos acaban dándola pese a que, según sus propias palabras, no intenten buscarlo.

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