Mirando al 15-A

Acabado ya el ciclo del Carmen, la capital hispalense vive ya sumida en su particular letargo cofrade. Se sabe, porque siempre es así, que no habrá más pasos en la calle hasta el 15 de agosto, momento en el que para celebrar la Asunción de María saldrá la Patrona, la Virgen de los Reyes. Un despertar efímero, que durará apenas unas horas y que únicamente podrá ser ampliado un poco más visitando la provincia, puesto que el vacío regresará hasta que la normalidad vuelva al mundo capilleril a principios de septiembre, cuando las Glorias vuelvan a tomar el mando. En cualquier caso, la mayoría mira ya hacia aquello que tiene más cerca, pensando en un 15-A para el que prácticamente está todo preparado.

De hecho, se sabe que la Patrona saldrá luciendo el manto verde que le regaló Isabel II allá por 1853, momento en el que se estrecharon aún más si cabe los vínculos existentes entre esta devoción y la Casa Real. Igualmente, han comenzado a aparecer por los distintos comercios y escaparates de la ciudad reproducciones del cartel del Día de la Virgen, que en esta ocasión ha pintado Isabel Sola. En el mismo, la Virgen de los Reyes aparece abrazada por la capital hispalense, al ser enmarcada por las hojas de un naranjo, la Catedral y una imagen de la entrada del propio cortejo. Incluso, sobre la cabeza de la imagen aparecen tres sombras que evocan la leyenda popular que dice que tres ángeles le regalaron a San Fernando la talla cuando logró conquistar Sevilla.

En este sentido, es probable que en los próximos días se conozcan más datos de los actos que van a tener lugar durante la jornada previa y la posterior al 15-A, puesto que existe una especial preocupación tanto para el Ayuntamiento como para el propio Arzobispado de dar enjundia a la celebración ya no sólo para honrar como se merece a la Patrona, sino también para acaparar público, puesto que en los últimos años se ha experimentado un cierto descenso del número de asistentes a la procesión. En cualquier caso, ya hay quienes están deseando que llegue el día para acudir a su tradicional cita con la Virgen de los Reyes, la única capaz de despertarnos efímeramente de un letargo en el que, casi sin darnos cuenta, ya hemos entrado por completo.