Perfilando el Vía Crucis

Poco más de un mes nos separa ya del que será el acto central de la próxima Cuaresma, el Vía Crucis Magno del próximo 17-F (recuérdalo aquí). Y, a estas alturas, se siguen perfilando todos los detalles relativos a la organización del mismo, dando lugar a numerosas noticias a lo largo de los últimos días, en los que hemos ido conociendo los acompañamientos musicales que llevarán los pasos participantes, que, como se esperaba, serán escolanías, coros y tríos de capilla. No obstante, Las Siete Palabras ha pedido formalmente hacer su regreso con una banda de palio, recordando aquellos años en los que procesionaba así, algo que hizo por última vez, y de manera extraordinaria, durante el Santo Entierro Grande de 2004. En este sentido, todo hace indicar que, salvo sorpresa mayúscula, la idea no tiene visos de fructificar.

Si lo tienen, en cambio, las de unir cortejos camino a la Catedral por la cercanía entre los templos de varias participantes. Se trata de una iniciativa que tiene su germen en Triana, donde El Cachorro, el Señor de las Penas de La Estrella y el del Soberano Poder de San Gonzalo se encontrarán en el Altozano y caminarán juntos hacia el corazón de la ciudad. En esa misma línea, el Señor de la Paz de El Carmen Doloroso, el de la Oración en el Huerto de Montesión y el Cautivo ante Pilatos de Torreblanca (que saldrá de Santa Marina) harán lo propio utilizando la calle Correduría como punto de arranque. Dicha propuesta debe ser aprobada aún por el Consejo, aunque no se espera que haya problemas al respecto.

De igual modo, y como era previsible, hemos visto en estos días cómo la hermandad de El Santo Entierro ha suspendido su Vía Crucis cuaresmal con la imagen del Señor Yacente, algo que, a buen seguro, también harán la mayoría de cofradías que participarán en este acto, al que aún le quedan flecos sueltos que se irán resolviendo a lo largo de los próximos días como la colocación definitiva de los pasos, que conoceremos antes de que acabe el mes. En conclusión, todo va avanzando a buen ritmo para que nada nos pille por sorpresa en un acto extraordinario que cada vez vemos más cerca.